miércoles, 5 de mayo de 2010

Doris Salcedo, la escultora del dolor

La escultora colombiana Doris Salcedo gana el Premio Velázquez de Artes Plásticas 2010.
Golpear mentes. Es lo que pretende con su obra. Y con Shibboleth, una grieta de 160 metros sobre el suelo de la Sala de Turbinas de la Tate Modern de Londres, que obligó a bajar las miradas, a ver la segregación y el racismo. La grieta estuvo allí hasta el 4 de abril. Era la primera artista latinoamericana invitada. Doris Salcedo, colombiana, de 50 años, una mujer de pelo negro y espeso, y un solo maquillaje: una línea negra que resalta sus ojos. “El artista”, opina, “oye con cuidado lo que está pasando en el momento histórico que le tocó vivir. Luego conecta pensamientos, historias, materiales”. Así lo hace: palpa un país violento como Colombia, escuchando a sus víctimas. ¿Qué palabras son importantes para ello? A partir de ahí, define el campo de acción como escultora. “El material básico de mi escultura es el dolor humano. Hablar de mí, como persona, es ponerme por delante de esas víctimas que me han dado su testimonio”. Con esta posición, cierra la puerta a quienes quieren auscultar su vida privada. ¿Por qué ha llegado tan lejos en el mundo del arte? “Es mirar el mundo desde aquí, desde el Tercer Mundo”, contesta. Lee sin parar: poesía, filosofía, análisis político... Sus obras, expuestas en el mundo entero, empieza a definirlas en su estudio en Bogotá, en inmensos dibujos. “Aquí, con paramilitares con las FARC encima, podemos también producir arte y pensamiento”. Y así, sin descansar, va produciendo, junto a su equipo, en jornadas de hasta 20 horas. “Hay muy poquita gente de este lado y hay un trabajo muy activo de toda la derecha”, concluye.

La enorme grieta de 160 metros de largo que atravesaba la Sala de Turbinas de la Tate Modern de Londres no dejaba indiferente a nadie. Un espacio tan uniforme, tan vacío y al mismo tiempo tan acogedor aparecía partido por la mitad y dividía al público que lo traspasaba con asombro, incluso con miedo. Pero la grieta estaba allí para golpearnos la conciencia a todos, como un signo de enorme impacto. Me impresionó. Lola

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